Aunque los recambios de desguace pueden parecer una opción atractiva debido a su bajo coste, hay varias razones importantes por las que deberías pensarlo dos veces antes de optar por ellos para tu vehículo:

1. Calidad incierta: Las piezas de desguace provienen de vehículos que han sido dados de baja, lo que significa que su estado puede ser incierto. No sabes si la pieza ha sufrido daños previos o si está desgastada, lo que podría afectar el rendimiento de tu coche.
2. Falta de garantía: A diferencia de los recambios nuevos, las piezas de desguace rara vez vienen con una garantía sólida. Si la pieza falla después de la instalación, tendrás que asumir el coste de reemplazo y mano de obra nuevamente.
3. Seguridad comprometida: Al usar recambios de desguace, estás introduciendo componentes cuyo historial desconoces en tu vehículo. Esto podría poner en riesgo la seguridad de los ocupantes del coche, especialmente en piezas críticas como frenos, suspensiones o airbags.
4. Compatibilidad: A veces, las piezas de desguace no son exactamente iguales a las que necesita tu vehículo. Esto puede resultar en problemas de compatibilidad que pueden afectar el funcionamiento y rendimiento del coche.
5. Durabilidad reducida: Las piezas usadas suelen tener una vida útil más corta en comparación con las piezas nuevas. Esto significa que podrías tener que reemplazarlas con mayor frecuencia, lo que a largo plazo puede resultar en un mayor coste.
6. Valor de reventa: El uso de piezas de desguace puede afectar negativamente el valor de reventa de tu vehículo. Los compradores potenciales pueden desconfiar de la calidad de las reparaciones y ofrecer un precio más bajo.

Es decir, aunque los recambios de desguace pueden ser tentadores por su precio, es importante considerar los riesgos asociados, especialmente en términos de seguridad, calidad y durabilidad. Optar por piezas nuevas y certificadas puede ser una inversión más inteligente y segura a largo plazo.