Subviraje y sobreviraje
Conducir requiere de concentración y habilidad. Tener el control de un coche obliga a tomar en cuenta elementos como la carretera por la que se circula, la velocidad, la mecánica, los frenos o el clima.
Los conductores necesitan realizar diferentes maniobras para poder reaccionar correctamente ante situaciones inesperadas. Entre las muchas maniobras están el subviraje y el sobreviraje.
El subviraje, el giro menor
Al entrar en una curva con demasiada velocidad provoca que al momento de dar el giro para tomar la curva, las ruedas delanteras pierdan adherencia y se produzca la sensación de que el coche se abre en la curva, es decir, se desvía hacia la parte externa de la misma, porque el giro que ha hecho es menor de lo que necesita para coger la curva correctamente. Ante esto, el error más común es intentar girar bruscamente para obligar al coche a girar.
Lo más correcto es intentar soltar poco a poco el acelerador para reducir el ángulo de giro del volante.
Sobreviraje, el efecto en la parte trasera del coche
Esto es el caso totalmente opuesto al subviraje. Si la parte delantera es la protagonista del subviraje, entonces en este caso la protagonista es la parte trasera, es decir, que no sigue la línea trazada por las ruedas delanteras y se sale de la curva para provocar que el coche gire sobre sí mismo. Lo que coloquialmente conocemos como un “derrape”.
Pasa cuando el conductor pisa más de la cuenta el acelerador estando ya dentro de la curva y el coche se sale del trayecto, haciendo que la parte delantera del coche provoque un ángulo de giro muy pequeño hacia el interior de la curva.
Para controlar esto hay que girar el volante en la dirección contraria, haciendo un contravalaste en la dirección en la que vaya la zaga del coche. Hay que ir reduciendo el giro del volante hasta que esté totalmente centrado, mientras que se acelera delicadamente para recuperar la tracción.
Fuente:ralarsa.com
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