El sistema de freno automático se ha convertido en un componente muy relevante en los coches modernos, diseñado para aumentar la seguridad y reducir los accidentes.
El sistema cada vez más común en los coches modernos utiliza tecnologías avanzadas para detectar obstáculos y prevenir colisiones.
Lo primero que hace el sistema para funcionar es:
- Detección del peligros y activación del sistema: para ello se utilizan diversos tipos de sensores, como radares, cámaras y sensores láser que identifican constantemente la presencia de otros vehículos, peatones, animales u objetos en la carretera.
- Evaluación de riesgos: el sistema evalúa el riesgo de colisión basándose en la velocidad del coche y la distancia al obstáculo. El sistema determina que hay un riesgo inminente de impacto y que es probable sin intervención.
- Alerta al conductor y acción automática: la alerta puede ser visual, sonora o ambas, dependiendo del fabricante del vehículo. La idea es que el conductor tome medidas correctivas por sí mismo.
- Activación automática del freno: en el caso de que el conductor no responda a tiempo a las advertencias, el sistema de frenado automático se activa por sí solo. En esta fase, el sistema pueda aplicar los frenos con la fuerza necesaria para reducir la velocidad del vehículo o detenerlo completamente.
El sistema se puede ver influenciado por varios factores ambientales o técnicos:
Factores como la lluvia, la nieve o el hielo pueden afectar la capacidad de los sensores para detectar obstáculos y la eficacia con la que los frenos puedan funcionar.
También el estado de los neumáticos y los frenos es importante para una correcta operación del sistema.
Fuente: autopista.es
