La gran diferencia está en la ergonomía + suspensión (control de vibraciones).
Un buen asiento reduce las vibraciones del chasis, se ajusta a tu cuerpo y evita fatiga y dolores tras muchas horas de trabajo.
Lo que tiene un buen asiento (y el normal no):
- Suspensión avanzada: neumática (o mecánica de calidad) con regulación de peso del operador.
- Ajustes finos: altura, profundidad, inclinación de respaldo, apoyo lumbar, brazo(s) y deslizamiento en carriles largos.
- Aislador longitudinal (fore–aft): filtra “latigazos” en baches/frenadas.
- Giro del asiento (10–30°) para trabajar con aperos sin forzar cuello/espalda.
- Tapicería técnica: tejido transpirable o vinilo técnico, espuma de densidad adecuada, fácil de limpiar.
- Seguridad y durabilidad: cinturón integrado, estructura robusta, fácil mantenimiento.
Un asiento “normal” suele…
- Tener suspensión básica o inexistente.
- Pocos ajustes (solo desliza o sube/baja).
- Menos soporte lumbar → más fatiga, más golpes en la espalda.
- Materiales que se calientan, se agrietan o resbalan con sudor/polvo.
Beneficios reales de un buen asiento
- Menos dolor lumbar y cervical.
- Menos fatiga → más horas con mejor concentración.
- Más control del tractor en terrenos irregulares.
- Menos bajas y más salud a largo plazo.
Cómo elegir (checklist rápido)
- Suspensión neumática o mecánica buena con ajuste de peso.
- Aislador fore–aft.
- Apoyo lumbar y brazo(s) regulables.
- Giro del asiento y deslizamiento largo.
- Tapizado técnico (transpirable y fácil limpieza).
- Cinturón y base sólida; piezas de recambio disponibles.