El equilibrado consiste en el acoplamiento entre la llanta y el neumático para que este sea idóneo y las fuerzas a las que se exponen no perjudiquen el giro homogéneo de las ruedas.
Es un proceso destinado a eliminar las vibraciones de la rueda al rodar, evitando que acaben transmitiendo esas vibraciones a la dirección y al volante.
El equilibrado se realiza cada vez que se monta un neumático, pero debido a golpes contra bordillos y a los baches se puede perder su punto óptimo y se trastoca la dirección.
Si un vehículo no tiene las ruedas bien equilibradas afectan a todo el conjunto y claro también a la seguridad de quienes viajan en él. Un rueda que no está bien equilibrada no gira adecuadamente por lo que se comenzarán a producir botes, ruidos y vibraciones, lo malo es que esto sólo suele pasar a velocidades altas, por lo que sí sólo nos movemos por ciudad será más difícil darse cuenta de ello. Esto produce un desgaste irregular y prematuro de la rueda, lo que puede provocar una pérdida de adherencia y de seguridad.