A medida que las personas envejecen, las posibilidades de sufrir un accidente de tráfico aumentan debido a varios factores físicos y cognitivos relacionados con la edad.
1. Disminución de la capacidad visual
La vista se deteriora progresivamente con la edad. A partir de los 40 años, la capacidad para ver de noche, percibir los colores y detectar movimientos se reduce considerablemente. La presbicia, las cataratas y el glaucoma también son más comunes, lo que dificulta conducir de forma segura, especialmente en condiciones adversas o de poca visibilidad.
2. Reflejos más lentos
El tiempo de reacción se alarga con el envejecimiento, afectando la capacidad para responder rápidamente a situaciones inesperadas, como peatones cruzando o vehículos frenando de forma repentina. Esta lentitud puede ser crítica en maniobras que requieren una respuesta inmediata
3. Problemas de movilidad y dolor crónico
Con la edad, se pierde flexibilidad y fuerza muscular, lo que puede dificultar girar la cabeza para ver los puntos ciegos o mover las manos con agilidad en el volante. Además, condiciones como la artritis pueden restringir los movimientos y hacer que la conducción sea dolorosa y peligrosa.
4. Deterioro cognitivo
El envejecimiento afecta la memoria, la capacidad de atención y las habilidades de toma de decisiones. Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer pueden complicar la conducción y aumentar el riesgo de accidentes. Incluso en personas sin estas condiciones, el procesamiento de información es más lento.
5. Efectos secundarios de medicamentos
Muchos adultos mayores toman medicamentos regularmente, algunos de los cuales pueden causar somnolencia, mareos o afectar la concentración.
6. Mayor vulnerabilidad en choques
Las personas mayores no solo tienen más riesgos de sufrir accidentes, sino que también corren un riesgo mayor de lesiones graves o muerte cuando se producen colisiones, debido a la fragilidad ósea y la salud general más delicada.
Consejos para mejorar la seguridad vial
- Revisiones médicas periódicas: Evaluar la visión, el oído y la capacidad cognitiva puede ayudar a identificar problemas antes de que se conviertan en riesgos graves.
- Adaptar el vehículo: Coches con sistemas de asistencia al conductor, como cámaras de punto ciego y alertas de colisión, pueden ser muy útiles.
- Limitar la conducción nocturna: Si es posible, es mejor evitar conducir de noche o en condiciones meteorológicas adversas.