Cuando llega el calor intenso, no solo nosotros lo sentimos: nuestras herramientas y pequeñas máquinas también sufren. Estos son algunos de los cambios más comunes que pueden producirse:
Dilata el metal
Las piezas metálicas pueden expandirse, provocando desajustes, pérdida de precisión o incluso atascos en mecanismos móviles.
Afecta a la lubricación
Las grasas y aceites se vuelven más fluidos con el calor, reduciendo su capacidad de proteger y aumentando el desgaste por fricción.
Daños en plásticos y gomas
Mangos, carcasas y juntas de goma pueden deformarse, agrietarse o perder elasticidad, afectando la ergonomía y el sellado.
Riesgo para componentes eléctricos
El sobrecalentamiento puede dañar cables, aislamientos y circuitos, provocando fallos o cortocircuitos.
Menor vida útil de baterías
En herramientas a batería, las altas temperaturas aceleran la degradación química, reduciendo su autonomía y capacidad de carga.
Consejos para protegerlas:
- Guardarlas en lugares frescos y ventilados.
- Evitar exposición directa al sol.
- Revisar y ajustar la lubricación con productos adecuados para altas temperaturas.
- Inspeccionar plásticos y gomas con frecuencia.
El cuidado preventivo es la mejor forma de alargar la vida útil de tus herramientas, incluso en los días más calurosos.